Un mensaje de Ramón Martí, sobrino-nieto de José Arrufat Vallverdú "Rodri", que deseaba información sobre el historial de su familiar, me ha dado la oportunidad de conocer a este magnífico boxeador del que, lo confieso, no había oído hablar. He tirado de hemeroteca y aquí lo dejo, para que todos los que quieran saber de los grandes boxeadores de hace décadas puedan también conocerlo.
José Arrufat Vallverdú, boxeador entre 1935 y 1948, fue uno de esos púgiles que, sin llegar a primera figura, cuentan con el agradecimiento y el cariño de los aficionados por su entrega y pundonor, por no dar nunca por perdido un combate, por suplir las limitaciones técnicas con una espartana disciplina física. Fue campeón aficionado de Cataluña desde 1935 hasta el estallido de la guerra civil, y posteriormente campeón profesional durante casi cuatro años. Los números de su carrera profesional son sin embargo engañosos: de los 45 combates que disputó entre 1940 y 1948, 24 se saldaron con victorias, ascendiendo a 18 las derrotas y a 3 los combates nulos. Y son engañosos porque Rodri –como se haría llamar entre las sogas del ring– fue siempre la “piedra de toque” contra la que se medían quienes querían ser algo en los pesos medios, y nada menos que diez de sus oponentes fueron en uno u otro momento campeones de España. Sobrio, de mirada fosca y gesto poco expresivo, Rodri alternó siempre sus combates, bastante espaciados en el tiempo, con su trabajo como panadero en una tahona de su propiedad, lo que lo convierte en una rara avis entre quienes viven del pugilato. “Es un campeón de la vergüenza profesional y de la honradez deportiva”, llegó a afirmar el cronista de Mundo Deportivo.
Nacido el 12 de enero de 1913, las primeras noticias de Rodri como boxeador comienzan a aparecer en marzo de 1935, cuando con motivo de la tournée por tierras francesas de un equipo de aficionados catalanes se informa de que, en lo que a él respecta, se ha saldado con un resultado nulo ante su rival. Pelea por entonces bajo el nombre de Vallvé –diminutivo de su segundo apellido– y milita en el Sporting Boxing Club, uno de los principales clubes de boxeo de Barcelona.
Entre abril y junio de ese mismo año, Vallvé participa como peso medio (66,678 a 72,574 kg ) en los campeonatos de Cataluña de boxeo para aficionados que se celebran en el Iris Park, sala situada en la calle Valencia de Barcelona y con larguísima tradición pugilística. El 20 de abril vence por puntos a Emeterio (del Punching), el 26 de mayo bate por el mismo resultado a Costa (del Firpo), y el 8 de junio supera en puntuación a Tarin (del Box). La final, concertada para el 15 de junio, registra un lleno espectacular en el Iris. Su rival es Augé, un boxeador de Reus con quien disputa un combate reñidísimo tras el cual se le adjudica la victoria a los puntos –no sin que parte del público proteste el resultado–. Vallvé se ha convertido así en campeón de Cataluña aficionado del peso medio.
Hasta la siguiente edición de los campeonatos, su actividad en cuanto a combates es mínima. El 12 de julio sufre su primera derrota –por puntos–. Es en el Nuevo Mundo, a manos del francés Despeaux, y aunque no hay dudas sobre la superioridad de su rival, Vallvé se muestra en todo momento valiente y merece el aplauso de los aficionados. Aunque se anuncia su concurrencia, no llega a representar al Sporting BC en la “Copa Barcelona”, que se celebra en diciembre, y su nueva aparición tiene lugar el 15 de febrero de 1936 en el Iris Park. Se trata de una velada mixta en la que Vallvé, algo falto de entrenamiento, consigue vencer por puntos al profesional Porat.
A finales de primavera del 36 comienza la siguiente edición de los campeonatos regionales amateurs; de ellos, tenemos constancia de la victoria de Vallvé (con 72,100 kg ) en la semifinal frente al leridano Labella. En la final –celebrada el 20 de junio– revalida el título de Cataluña aficionado frente a su viejo conocido Costa (del Firpo).
Esta vez parece que Vallvé no se hará esperar tanto para complacer a los aficionados. El 11 de julio participa en la semifinal de la velada amateur del Frontón Amalia, donde se le otorga combate nulo con Robles a pesar de contar con una ligera ventaja de puntos. La siguiente cita se programa para una semana más tarde, en el Casino Republicano de la Barceloneta , en una velada amateur en la que habrá de enfrentarse con Pérez. La fecha, sin embargo, está gafada: es el 18 de julio y todas las veladas han de ser suspendidas por la incomparecencia de muchos boxeadores.
Y la guerra. De estos tres penosos años sólo tenemos noticia de que Vallvé es incluido en el programa del Price del 31 de marzo de 1937, aunque finalmente no llega a participar.
El 7 de agosto de 1940 José reaparece sobre un cuadrilátero, aunque con dos cambios importantes. El primero es que en este combate, que se celebra en la espaciosa sala Olimpia de Barcelona, hace su debut como boxeador profesional. El segundo es que ha cambiado su nombre “de guerra” por el de Rodri. Tal vez por entonces, quizá un poco más tarde, está a las órdenes de otro Rodríguez, su mentor y gran amigo por muchos años, manager del Club Valor, gimnasio en el que entrena a diario con todo rigor. Continúa militando en los pesos medios –en los que combatirá durante toda su vida–, y este debut profesional, a 8 asaltos, se salda con una brillante victoria ante Valero tras una batalla encarnizada y reñida.
Aún en el Olimpia, el 28 de agosto vence con ciertos apuros a Matías, y el 16 de octubre fuerza al abandono, en el octavo y último asalto, al vasco Gabriel Quincoces, que combate como Arenas Petit. Los aficionados y la prensa comienzan a fijarse en este bravo luchador de potente derecha, al estilo clásico, y guardia cerrada. “Rodri es un muchacho con un porvenir risueño en el boxeo, tanto por su bella estampa como por su valentía y su pegada”, afirma un periodista.
Estas actuaciones le valen además a Rodri el nombramiento federativo para disputar el campeonato de Cataluña profesional de los pesos medios, que se encuentra vacante. Su rival volverá a ser Valero –estrella de la categoría antes de la guerra–, y será la primera vez que Rodri pelee a 12 asaltos. El combate tiene lugar en el Olimpia el 6 de noviembre de 1940, y Rodri consigue una victoria ajustada a los puntos, convirtiéndose en campeón de Cataluña. Este título supone el primer paso para el título de España –que por entonces detenta José Luis Pinedo–, y Rodri no duda en afirmar que esa es una de sus dos grandes metas como púgil. La otra es enfrentarse con Ignacio Ara, legendario boxeador maño que casi una década atrás alcanzó el título europeo y llegó a disputar, en dos ocasiones, el cetro mundial de la categoría.
Al título nacional no llegará a hacerse acreedor hasta mucho más tarde. Sus peleas, valientes y duras, suelen ser calificadas como “el mejor combate de la noche”, y la prensa alaba su extraordinaria preparación, que le hace crecerse a medida que pasan los rounds mientras ve como sus rivales se desfondan. Sin embargo, a Rodri le falta la movilidad sobre el ring que caracteriza a los boxeadores “científicos” (“se mueve como un peso pesado”, afirma un periodista). Además, todos los comingmen de la categoría –las promesas– saben que tienen que batirle si quieren hacerse un nombre, y algunos de estos rivales son boxeadores de gran talla, verdaderas estrellas.
En los dos años que siguen a la consecución del título regional, Rodri disputa 14 combates, que arrojan 8 victorias y 6 derrotas:
- 3 victorias por puntos (Menéndez, Valero, Félix Guillén)
- 3 victorias por abandono (Labella, Ull, Hilario Mariñas)
- 2 victorias por knock out (Valeriano Iglesias, Genovés)
- 3 derrotas por puntos (Llorente, Benjamín Rodríguez, José Ferrer)
- 2 derrotas por k.o. (Genovés, José Ferrer)
- 1 derrota por abandono (Ángel Felipe)
Estas peleas tienen lugar en el Price de Barcelona (excepto una en Lérida y otra en Alicante), y aunque comienzan siendo semifinales, desde febrero de 1942 pasa a la cabecera de cartel. No faltan en ellas las habituales incidencias: el combate con Labella (en el que defiende su título) está a punto de no comenzar porque antes de la pelea desaparece la caja con los guantes, y la derrota por ko ante Genovés se debe en realidad a un abandono al haberse fracturado Rodri la nariz cuando el combate estaba igualado.
Para el 21 de octubre de 1942 se anuncia, por fin, que Rodri tendrá a su alcance el primero de sus sueños: combatir por el título con el campeón de España de los medios, Eloy Lafuente. La velada tendrá lugar en el Price, organizada por el Frente del Trabajo de Barcelona, y aunque la pelea por el campeonato finalmente se cae del cartel, Rodri tendrá la oportunidad de disfrutar de su segunda meta: combatir con Ignacio Ara. Éste regresa de Sudamérica –donde ha permanecido durante toda la guerra–, y la expectación es tan grande que la sala registra un lleno espectacular. El mítico púgil maño exhibe ante Rodri toda una lección de esgrima apoyada en una izquierda portentosa, y aunque el catalán planta cara con valentía –reconocida por el público con grandes aplausos–, no puede evitar verse derrotado a los puntos. Un mes más tarde, el 25 de noviembre, Ara vencerá a Lafuente y recuperará, a sus 33 años, el título nacional; en el semifondo de esa misma velada, Rodri se ve obligado a abandonar en el primer asalto ante el vasco Polo, al sufrir una herida en la ceja izquierda.
Durante 1943 y 1944 Rodri continúa detentando el título catalán de los medios y haciéndose acreedor al nacional. La discutida derrota a los puntos en la revancha ante Polo (el 13 de enero) es seguida de un nulo ante el ex campeón Eloy Lafuente (el 12 de mayo). Luego encadena media docena de victorias por puntos en el Price que hacen crecer su confianza: Justo Gascón, Labella por tres veces, Polo y, en febrero de 1944, José Ferrer. Ágil, seguro, oportuno en los golpes cortos, Rodri se muestra como un magnífico púgil y se hace acreedor a cálidas ovaciones de los aficionados.
El 44 no es sin embargo un buen año para él. Entre abril y mayo es derrotado a los puntos por dos grandes púgiles, Justo Gascón y Francisco Peiró, anterior y actual campeones de España welter. En julio hace nulo con el francés Henri Gaillard –que le aventaja en peso y envergadura–, y el 11 de octubre ve cómo José Ferrer consigue arrebatarle el título regional en un combate que se celebra en la plaza de toros de Las Arenas. Ferrer (campeón de España welter en ese momento) se muestra superior en una pelea dura y violenta, pero muchos sostienen que el resultado –victoria por puntos del aspirante– debería haber sido fallado nulo.
A comienzos de 1945 la Federación Española de Boxeo publica la clasificación de los púgiles: en los medios consta un campeón (Ignacio Ara) y 7 primeras series (Rodri, Pedro Asensio, Justo Gascón, Félix Guillén, Eloy Lafuente, Pedro Llorente y Pedro Ros).
Mientras espera a revancha ante Ferrer (que no llegará a producirse), Rodri consigue un triunfo claro a los puntos ante Santandreu, el 31 de enero en el Olimpia, y un mes más tarde bate al campeón levantino Pedro Ros en una dura batalla a 8 asaltos. El 23 de mayo, en Las Arenas, el vasco Fidel Arciniega (que dos meses más tarde se convertirá en campeón de España semipesado) cae a los puntos ante Rodri en una pelea brillante y disputada.
Su manager, Rodríguez, ve llegado el momento de lanzar el reto al campeón nacional, Ignacio Ara, y aunque el enfrentamiento se va posponiendo y cambiando de escenario, finalmente tendrá lugar en Madrid el 10 de julio de 1945. Rodri podrá cumplir sus dos sueños al mismo tiempo. Pero la superioridad de Ara es tal que la gran valentía y el pundonor mostrados por el catalán (que tiene una ceja abierta desde el primer asalto y la otra desde el segundo) no evitan una clara derrota por puntos, siendo ambos despedidos con grandes aplausos. De vuelta a Barcelona, el Club Vigor organiza una velada amateur en su honor en la pista Granvía, durante la cual Rodri ofrece una exhibición con Santandreu y recibe, de sus compañeros de club, la medalla al mérito deportivo.
La derrota ante Ara marca el comienzo de la última etapa de la carrera profesional de Rodri, que con sus necesidades económicas cubiertas por la panadería, continúa dedicándose al boxeo más por afición que por dinero, aunque ello no significa en modo alguno que descuide su preparación, sino todo lo contrario.
Así, durante el resto de 1945 vence por puntos al portugués Figueiredo en Las Arenas y hace nulo con el valenciano Folgado en el Price, en un combate duro, emocionante y a gran tren. En abril de 1946 se ve superado por el veterano cubano Kid Tunero en la rentrée de éste en Barcelona, y en julio de ese año no consigue recuperar el título catalán de los medios al ser derrotado en Las Arenas por Pericás. En el último combate de 1946, el 3 de diciembre, vence por puntos a Guillén en el Iris, mostrándose en una forma magnífica.
Durante 1947 apenas disputa dos peleas: el 11 de marzo vence por puntos al madrileño Asensio en una velada Castilla-Cataluña que se celebra en el Iris, y el 1 de octubre es vencido por Antonio Soldevila en una igualada pelea que tiene lugar en el Price (unos meses más tarde Soldevila se convertirá en sucesor de Ara en el título nacional de los medios).
También son dos los combates que disputa en 1948, y también es Soldevila quien le bate en el segundo. Así, el 29 de mayo es derrotado por el italiano Milandri –challenger al título de ese país– en una velada popular que se celebra en Las Arenas, y el 22 de agosto es vencido por el ya campeón de España en la Fiesta Mayor de Igualada. Combativo, duro, Rodri se ve superado a los puntos pero es despedido, como siempre, con una gran ovación del público.
Esta parece ser la última aparición sobre los rings de José Arrufat Vallverdú “Rodri”, uno de los más bravos boxeadores que pisaron los rings de Barcelona hace ya siete décadas. Un gran profesional, serio y pundonoroso, a quien el cariño de los aficionados hizo más justicia que el mero balance de victorias y derrotas. Como resumió el cronista de Mundo Deportivo, “Rodri nunca defrauda”.
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